El extracto de jengibre y su potencial como agente antiemético

En este texto exploraremos el potencial del jengibre como un seguro agente antiemético. Algunos compuestos fitoquímicos presentes en el extracto de esta raíz pueden desempeñar un papel clave en la prevención de las náuseas y los vómitos.

El jengibre, de nombre científico Zingiber officinale, contiene una rica variedad de compuestos fitoquímicos que le otorgan sus características únicas y las propiedades que se pueden aprovechar en el apoyo de los tratamientos médicos convencionales. De manera tradicional, se ha empleado para:

  • Alivio de malestares digestivos no específicos, como dispepsia o flatulencias.
  • Control de las náuseas y los vómitos, ya sea que los mismos deriven de mareo por movimiento o quimioterapia. En el caso de la quimioterapia, ejercen una función coadyuvante.
  • Antiinflamatorio y analgésico: sobre todo para la artritis, los dolores musculares y las migrañas.

Los compuestos activos más importantes del jengibre se dividen en sustancias volátiles y no volátiles. Al extraer el jengibre, en el proceso se pueden obtener tres fracciones principales de la parte no volátil: pungente, no pungente y aceite esencial. Dentro de los compuestos de la fracción no volátil están el gingerol, el shogaol, el paradol y la zingerona. A su vez, son los principales protagonistas de la sensación cálida y picante en la boca al consumir la raíz.

Luego, dentro de la fracción volátil, los derivados de sesquiterpenos (zingibereno, curcumenos, β-sesquifelandreno y β-bisaboleno) son los responsables de su distintivo aroma.

El mecanismo exacto responsable de los efectos antieméticos del jengibre aún no se comprende por completo. Sin embargo, varios avances han dilucidado el rol de los diferentes compuestos fitoquímicos en la acción antiemética.

Antagonistas del receptor 5-HT3

Se ha observado que los fitoquímicos del jengibre, incluyendo 6-gingerol, 8-gingerol, 10-gingerol y 6-shogaol, pueden actuar como antagonistas del receptor 5-HT3. Estos receptores de serotonina se encuentran en el sistema nervioso central y en el tracto gastrointestinal. Están asociados con la aparición de náuseas y vómitos por diferentes motivos.

Al inhibir la entrada de 14C-guanidinio a través de estos receptores, los compuestos del jengibre pueden reducir la reacción nauseosa. En específico, al bloquear la cascada de sustancias que estimulan al centro del vómito en el encéfalo.

Antagonistas del receptor NK1

Otro mecanismo potencial por el cual el jengibre ejerce su efecto antiemético es a través de la inhibición de los receptores NK1 (neurokinina-1). Estos receptores están involucrados en el reflejo del vómito y son blanco de ciertos medicamentos antieméticos.

El receptor NK-1 se vincula y activa con la sustancia P. Este neurotransmisor no solo incide en el sistema nervioso central, sino también en el periférico. Al bloquear la unión con la sustancia P, los compuestos del jengibre bloquean, sobre todo, los vómitos tardíos inducidos por quimioterapia.

Efectos procinéticos

Se ha observado que el jengibre tiene efectos procinéticos que afectan la motilidad gastrointestinal para bien. O sea, que podrían mejorar el movimiento de los alimentos a través del tracto digestivo. Este mejor peristaltismo puede prevenir la acumulación de sustancias que luego deriven en su expulsión en forma de vómito.

Efectos indirectos

Además de su potencial como antiemético directo, el jengibre ha mostrado otras acciones que contribuirían a la reducción de las náuseas y los vómitos que se asocian a la quimioterapia para el cáncer. Estudios preclínicos han demostrado que posee efectos quimiopreventivos, lo que significa que sus compuestos previenen el desarrollo o la progresión de algunos tipos de células malignas. En animales e in vitro, se constató su acción sobre células de cáncer de colon, de próstata y de ovario.

También se han observado efectos radioprotectores y citoprotectores. En concreto, contra la nefrotoxicidad y la toxicidad testicular inducidas por la doxorrubicina. La protección estaría mediada por un efecto local del jengibre en los órganos que el medicamento suele perjudicar. En los riñones, por ejemplo, el jengibre evita la reducción de las sustancias antioxidantes que provoca la doxorrubicina, así como incrementa la actividad de la glutatión peroxidasa, que funciona como antioxidante natural.

Dada la combinación de estas diversas acciones, el jengibre podría mitigar los efectos adversos de la radiación y la quimioterapia en los tejidos y órganos sanos, mejorando la calidad de vida de los pacientes oncológicos durante su tratamiento.

Referencias:

Haniadka, R., Rajeev, A. G., Palatty, P. L., Arora, R., & Baliga, M. S. (2012). Zingiber officinale (ginger) as an anti-emetic in cancer chemotherapy: a review. The Journal of Alternative and Complementary Medicine, 18(5), 440-444.

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