Actualmente, nos encontramos en dirección hacia un cambio de paradigma respecto al uso de productos a base de plantas, también llamados fitofármacos. ¿Pero, que sean naturales, es definitivamente sinónimo de inocuos? Conoce más sobre uno de los posibles riesgos: la adulteración.
Introducción
Los productos farmacéuticos a base de plantas, ofrecen una opción atractiva debido a su origen natural y, a menudo, una percepción de inocuidad. Sin embargo, la adulteración en los fitofármacos plantea desafíos significativos para los médicos y pacientes que confían en su eficacia y seguridad.
Aunque, claramente, existen diferencias entre los medicamentos a base de plantas y los productos químicos sintéticos, los requisitos básicos de calidad son los mismos: autenticación, pureza, análisis de contenido, buenas prácticas de fabricación y estándares de etiquetado.
Por otro lado, el origen de la planta, el período de crecimiento, el momento de la cosecha, el secado y las condiciones de almacenamiento son factores importantes en la calidad de un fitofármaco ya que afecta la materia prima. La correcta identificación de la planta desde el principio es el paso más importante para la producción de fitofármacos de alta calidad.
Pero, ¿de qué hablamos cuando hablamos de “Calidad”?
La calidad y estandarización de los fitofármacos comienza con las condiciones de cultivo de la planta. La cantidad de compuestos orgánicos en las plantas es bastante variable, incluso dentro de la misma especie, mientras que la cantidad de metabolitos secundarios que tienen efectos terapéuticos en ellas varía considerablemente debido a diversos factores genéticos, geográficos, ambientales, agrícolas y tecnológicos de producción. En ambos casos, tanto la cantidad de compuestos orgánicos como de metabolitos secundarios presentes, impactan posteriormente sobre la eficacia de un producto.
Un peligro latente
La adulteración y falsificación de los fitofármacos es un peligro latente en contextos de producción informal, donde no se siguen los lineamientos de control requeridos. Puede implicar la adición intencional de sustancias que no están declaradas en el etiquetado, así como también incluir ingredientes de menor calidad, mezcla con otras plantas de apariencia similar o incluso ingredientes farmacéuticos activos no declarados, impactando así en la pureza y naturalidad del producto con otras sustancias extrañas.
Por ello, la identificación de las especies de plantas contenidas en un producto herbario debe realizarse correctamente. Si se utiliza una especie de apariencia similar pero diferente a la planta declarada en el contenido, entonces el producto está adulterado. La adulteración también puede involucrar el uso de plantas más fáciles de obtener y de menor costo.
Cuando examinamos este peligro oculto, que es un gran problema de seguridad y calidad tanto de los fitofármacos como de otros medicamentos, se ha podido observar también que los productos a menudo están adulterados con sustancias activas de medicamentos como sibutramina, sildenafil, cafeína, antiinflamatorios, entre otras.
Los fitofármacos y una perspectiva de cara al futuro: Educación y Regulación
Con el avance de la tecnología, los usos tradicionales de las plantas medicinales han evolucionado hacia fitofármacos estandarizados. De esta manera, los fitofármacos se han convertido en una opción de tratamiento farmacológico efectiva y segura, presentando una determinada dosis e indicando la posología para la cual existe respaldo científico en relación a su efectividad para un determinado síntoma y/o enfermedad.
Para abordar desafíos tales como la adulteración y el correcto etiquetado, es esencial un enfoque integral que combine regulación efectiva y educación tanto para médicos como para pacientes.
Toda la población, tanto profesionales de la salud como pacientes, deberían ser conscientes de los riesgos asociados con la adulteración de los fitofármacos (como lo son una menor o nula eficacia, riesgo de toxicidad o manifestación de efectos secundarios), alentándolos a adquirir productos en lugares autorizados, que aseguren la calidad y eficacia de los medicamentos.
Los organismos reguladores también tienen un papel fundamental en establecer estándares de calidad y seguridad para los fitofármacos, así como en fiscalizar y sancionar a aquellos que no cumplan con estas normativas.
Concluyendo e integrando
A medida que los fitofármacos continúan siendo una opción atractiva para el tratamiento de diversas afecciones de salud, es crucial abordar los desafíos de la adulteración para garantizar la seguridad y eficacia de estos productos.
La adulteración puede poner en riesgo la salud de los pacientes, dando lugar tanto a efectos no deseados como a una menor o nula eficacia del producto, socavando así la confianza de los médicos y pacientes en los productos a base de plantas en general.
A través de la colaboración entre profesionales de la salud, organismos reguladores y la industria farmacéutica, podemos garantizar que los pacientes accedan a productos de calidad y seguros, que contribuyan positivamente a su bienestar.
Referencias:
Ege, M. (2021). The Hidden Danger in Phytopharmaceuticals: adulteration. Phytopharmaceuticals: Potential Therapeutic Applications, 77-98.